23 marzo 2011

Libris Corpus

Toda publicación debe contener determinados elementos que parten de lineamientos específicos, mismos que posibilitan un acercamiento entre el lector y la industria editorial todo, a través del libro.

En ese sentido Roberto Zavala Ruiz (2003) señala en su texto El libro y sus orillas, las partes que han de componer cualquier y que se enlistan a continuación:

*      Las partes de un libro pueden variar de acuerdo a las editoriales, la escasez de recursos puede modificarlo.
*      Cubierta o primera de forros: nombre del autor, título y subtítulo, volumen, editorial, se pueden suprimir algunos pero no en la portada.
*      Segunda de forros o retiración de portada: Por lo general en blanco, u otras obras del autor.
*      Páginas falsas: Conocidas como hoja de respeto o cortesías, en blanco.
*      Falsa portada, anteportada o portadilla: página 3, nombre del libro, serie.
*      Contraportada o frente-portadilla: página 4 en blanco, nombre traductor, etc.
*      Portada: página 5, nombre del autor, título de la obra, nombre y logotipo editorial, lugar de editorial, año, traductor, prologuista, etc.
*      Página legal: Página 6, datos que por ley debe llevar, derechos de autor, fecha, ISBN, “Impreso en México”, etc.
*      Dedicatoria o epígrafe: página 7, u otros textos complementarios (introducción, prólogo, etc.).
*      Índice general, contenido o tabla de materias, subdivisiones de la obra, en México se acostumbra al final aunque es mejor al principio.
*      Texto: cuerpo del libro, empezar en página impar, con ilustraciones, etc.
*      Apéndices o anexos, cuadros y material gráfico, notas, bibliografía, vocabulario o glosario, índices analíticos, índices de ilustraciones, índice general, colofón (editor, fecha, ejemplares, entre otras cosas).
*      Tercera de forros o retiración de contraportada: en blanco u otras obras de autores o colecciones.
*      Cuarta de forros o contraportada: presentación, currículo del autor, etc. Incluso se utilizan las solapas.

Asimismo, se deben establecer las pautas a seguir en la tipografía, orden de contenidos, enumeración de apartados, hojas entre otros componentes exteriores e interiores de un libro.

Zavala Ruiz señala que al elegir el papel en el que será impresa una obra, debe tomarse en cuenta el grosor, la  opacidad, el tamaño, la textura, el peso, la calidad, el color, si su secado rápido o no, la porosidad, etc. 

Para la impresión en general es conveniente usar papeles blandos con poca cola, pero si se usan ilustraciones debe ser un papel de calidad, que puede ser  Las cartulinas se usan generalmente para los forros, que igual que el papel puede ser alisados, satinados, mate, cuché, estucados (naturales/size press).

Zavala hace una clara diferenciación entre hoja, página, pliego, plieguecillo, cuartilla, octavilla, cuaderno, cuadernillo, mano, resma, resmilla, bulto, atado, folleto, libro, corte, lomo, tapas, etc. además indica que, la edición (bibliófilo o lujo, normal económica)es la serie de operaciones para publicar una obra.

En ese sentido una obra es inédita cuando es publicada por primera vez, las acéfalas no tienen título o portada, anónimas sin nombre del autor, diamante con tamaños y letra pequeñas, extracomerciales no destinadas a la venta, piratas que no pagan derechos, poliglotas, príncipe (la primera o principal), entre otras.


El texto de un libro debe ocupar entre el 70% y 85% del ancho de la página. Son cuatro los márgenes de una página: superior, inferior, exterior e interior. Se llama colgado o descolgado al blanco que suele dejarse en los principios de capítulo y divisiones mayores de un libro. Parte de la calidad estética de una obra se consigue con la combinación adecuada de manchas y blancos (otro blanco es la sangría de las que hay distintos tipos). El espaciado de un texto debe ser regular, un espaciado importante es el de los subtítulos, casi se ha vuelto norma dejar un blanco antes y después de cuadros y gráficas.

El autor señala que existen tres clases de párrafos: normal u ordinario (es el común con una sangría al principio), francés (se sangran todas las líneas menos la primera, frecuente en bibliografías) y moderno o americano (párrafo sin sangría, con blancos de separación de escritura, se presta para citas). 

Además del texto, una obra se compone de ilustraciones, cuadros, gráficas donde se pueden ver elementos tipográficos complementarios. Se llama rayas o filetes a las piezas de metal de igual altura que los tipos y terminadas en una o más rayas de grosores y dibujos variados. Los cuadros generalmente tienen filetes en cabeza y pie que varían de acuerdo al  estilo editorial.

Hay filetes de 1 (fino), 2 (negro), 3 (medio luto), 6 (luto) y 12 puntos, otros son combinaciones de los anteriores. Los hay también puntillados, serpentinas y azulados. Otra combinación son las cañas o paralelas y la media caña, la regla más importante en los filetes es la unidad.

Así, cualquier publicación posee características físicas esenciales, cuya existencia, le otorga la calidad de libro a las letras y el papel.


Referencia: Roberto Zavala Ruíz: “El libro por dentro y por fuera”, en: El libro y sus orillas, UNAM, México, 2003, p. 21-33, 5
1-62

20 marzo 2011

Proyecto Editorial

Arias, Enriqueta. Albarrán, Viridiana. Avila, Jaqueline. Franco, Alejandra. Gómez, Alejandro.  Hernández, Rubén.


1. Nombre.
El nombre de la publicación debe tener relación con el concepto de la publicación.
Camarada 35 es el nombre tentativo de nuestra publicación. Estamos en la espera de probar nuevas propuestas.
2. Concepto editorial de la publicación.
¿Qué hace que nuestra publicación sea diferente?
¿Cuál es el hueco en contenido o tratamiento de información que pretende cubrir?
Ensayar diversas rutas para ver al cine como arte es nuestra premisa editorial. Queremos abrir interrogantes, mediante un lenguaje desenfadado, antes que imponer “verdades” indiscutibles sobre la esencia de la pantalla grande. Y, a propósito de que el lenguaje cinematográfico conjuga otros códigos como la literatura o la música, no queremos dejar pasar la oportunidad de acercarnos a nuestro tema base desde tales aristas.
3. Funciones y tareas a desempeñar.
Todos los miembros de los equipos colaborarán en el desarrollo de los contenidos, pero es importante acordar quién realiza la corrección de estilo, el diseño, discutir la pertinencia o no de un trabajo periodístico.
Los seis miembros del equipo participaremos como redactores en alguna de las secciones de la revista. Para corregir y/o revisar los textos definimos que cada integrante tendrá el compromiso de verificar minuciosamente el texto de otro integrante. De tal manera, se formará una cadena en que todos revisaremos y seremos revisados.
Nuestros pendientes son, sin embargo, el diseño y la ilustración de la revista.
4. Definición de secciones, definición de estilo editorial para los contenidos.
Cuántas secciones considera nuestra revista y cuáles son; qué estilo adoptará la revista: serio y profundo, ligero e innovador.
1. Cine y política
2. Producciones mexicanas
3. Cine de autor
4. El cine como arte contemporáneo
5. Música y cine
6. Sección gráfica: secuencias de algún filme
7. Cine y literatura
8. Cartelera (incluye cine no comercial)
9. Documental/Cine experimental/ cortometraje
10. El cine en su historia
11. Reportaje de profundidad (tema central).
5. Público meta.
Es importante su definición, pues de ella depende la selección de los canales de distribución, anunciantes, estilo editorial de los contenidos, el diseño y las características técnicas  de producción.
Jóvenes y adultos de entre 25 y 35 años (nivel C y C+) que estén interesados en el cine.

13 marzo 2011

Amantes de los libros

Un activista del lápiz y del boceto, creador que se manifiesta a través del “diseño de ideas” en un conjunto de formas multicolor, así es Carlos Palleiro, un inquieto ilustrador nacido en Montevideo, Uruguay en el año de 1945...











De adentro hacia afuera


   Datus C. Smith; “ El diseño del libro”

Tan importante es el contenido como el diseño. En el mundo editorial al lector debe proporcionársele una experiencia de lectura lo más placentera posible. Así, después de elegirse un manuscrito para publicarse, el diseñador entra en juego para determinar las características tangibles del libro.



Un diseño apropiado para el tema del libro, atractivo artístico, claridad para el lector, economía tanto para la editorial como para el mercado además, por supuesto de la viabilidad técnica, deben confluir en el esbozo físico de una obra.


El diseñador (siempre en compañía del editor y autor de la publicación) será el encargado de revisar los puntos a continuación:

v  •Cálculo del tamaño del libro

•El  diseño básico

•Trabajo artístico

•Diseño de portad y forros

•Selección de equipo y materiales
v 
•Proceso de impresión

            −Tipografía
            −Impresión
            −El papel
            −Encuadernación

Pero en el diseño de un libro ¿existe un punto fundamental? Además de la obviedad que resulta decir que el autor y el equipo editorial detrás de la obra deben de estar de acuerdo con el formato que habrá de tener, el conocimiento y análisis del contenido del libro es la condición necesaria para ejecutar su diseño.



De esta forma,  el esquema físico de un libro más que un proceso exógeno, vendrá directamente promovido por el interior de éste, y cuando el vinculo diseño-contenido se establezca, ilustraciones, colores, tipografías y contenidos se fusionaran en un todo coherente.

10 marzo 2011

Decálogo del corrector de estilo




  1. Somos correctores, NO coautores. Es uno de los principios fundamentales de la corrección. Nuestra labor es ser un intermediario entre el autor y el lector. Se trata de construir puentes entre ellos. No abusemos de nuestro papel al corregir. Distingamos forma de contenido.
  2. Ahorrar desgastes. Más de una vez nos toparemos con autores intocables o quisquillosos con su texto. A final de cuentas, la corrección es una lucha de egos. Respetemos y propongamos.
  3. Corrección sí. Estilo, no. Detrás de cada texto hay un autor con su respectivo bagaje informativo y, por tanto, su estilo. Mientras más claro tengamos el respeto a ello nos ahorraremos conflictos.
  4. El autor es quien da la cara por el texto. Los autores responden por sus escritos. Debemos auxiliar que sus opiniones y expresiones queden sentadas. Después de todo, es su crédito.
  5. Defender sólo lo defendible. Hay conceptos que no pueden sustituirse por sinónimos, sin importar la cantidad de veces que se incluya. Defendamos nuestro trabajo y tengamos prudencia cuando haga falta.
  6. La comunicación con el autor es importante. Quién mejor que el autor para explicar su visión al escribir una idea. La retroalimentación beneficia a la persona para la cual ambos trabajan: el lector.
  7. Diferenciar los tipos de corrección. Una corrección para una revista institucional es diferente que para una publicación periodística. Hay que adecuarse a las condiciones sin perder los principios de nuestro trabajo.
  8. Nunca suponer que todo está bien. El corrector NO es Dios. También puede equivocarse. Por ello, debemos apoyarnos en diccionarios y enciclopedias. No olvidemos cuidar dedazos y espacios dobles.
  9. No porque no nos guste signifique que esté mal. Lo que diga un autor o su estilo para escribir es independiente de nuestra labor de corrección.
  10. No corregir por corregir. Hay textos que ya de origen van escritos correctamente. No entre en discusiones de si es diferente en vez de distinto.

De corrección en corrección está hecha una publicación...

 Camilo Ayala Ochoa/Alejandro Zenker, Correctores de estilo

No admitir corrección ni consejo sobre la propia obra es pedantería.

Jean de la Bruyere


La corrección de estilo, aquella actividad de la que algunos autores recelan- o en su defecto alientan- es, sin duda, el mejor dique de contención entre escritor y editor, entre obra y público para mantener el orden en las ideas y en el diseño presentes en un libro.

Quizá podemos resumir el trabajo de un corrector de estilo a partir de la proximidad de éste con la obra ajena. No es sino la abstracción literaria, la que permite que el corrector halle las contradicciones, los errores que a la vista del autor –tal vez en un ejercicio de sincero autorespeto a su ideario-son inexistentes.

Así, un corrector debe cuidar los aspectos a continuación:

*      Legibilidad
*      Unificación
                   Ortografía                                                        
                   Transliteración
                   Puntuación
                   Abreviaturas
                   Formas alternativas
                   Unificación en material auxiliar
*      Gramática

*      Claridad y estilo
*     Tipografía
*      Propiedad y legalidad
*      Detalles de producción  



El editor se convierte en  mediador y gestor de contenidos cuyo mérito y reconocimiento son profundamente diferentes de los que le corresponden al autor.


A menudo, los oficios relacionados con la edición son invisibles y desvalorados- quienes los hacen no reciben mayores gestos de reconocimiento público por su trabajo— por lo que es central reivindicar la labor editorial que permite extraer lo mejor de los escritores


En ese sentido, el corrector de estilo tal vez posee uno de los trabajos más arduos y rigurosos dentro del proceso editorial; su pasión por las letras, su sensibilidad idiomática, su paciencia y minuciosidad se conjugan en una mezcla que ha de interferir, por última vez, con un manuscrito, en aquellas páginas próximas a ser nombradas libro


05 marzo 2011

Apunte...



"No soy un editor que publica lo que la gente quiere, sino lo que la gente aún no sabe que quiere".

Kurt Wolff, el legendario editor de Franz Kafka

02 marzo 2011

La escritora

Visita a XXXII Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería (FILPM)



Un capítulo más de la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería se escribe con cada uno de sus visitantes. Libreros, comerciantes, editores, autores, mujeres, hombres y niños marcados por el deleite y la satisfacción de saberse  entre libros, a pesar de la complicada situación que goza el sector editorial.

Entre el bullicio que anima el recorrido a lo largo del Palacio de Minería, los protagonistas, los libros, se dan a conocer sin brusquedad. Centenares de títulos que se resisten al orden y que entran en pánico ante la mirada inquisidora de jóvenes lectores que tan sólo escudriñan en búsqueda de una historia.


La familia nuclear, el matrimonio que busca entre las carillas ahora transformadas en un montón de historias cercanas a la vista en los estantes superiores, en los intermedios, en los inferiores donde se llenan de polvo y, tal vez, de olvido.

Un mundo tan vasto en historias lo es también en quienes se apropian de ellas; pasillos en los que se congregan diferentes gustos, presupuestos y cosmogonías, pasajes en los que la única condición común es quizá, el gusto por la lectura.
Las personas se muestran con reservas pero los libros que sostienen en sus manos son locuaces, confiesan la oculta afición a las historias de terror del tímido púber, la necesidad de superarse de los progenitores o la ensoñación principesca de la que ayer fue niña, y ahora es mujer. 
Por un momento la vida es más que celulares, ipods o blogs, adentrarse en la Galaxia de Gutenberg implica emboscar a las tecnologías; en la feria del libro sólo hay lugar para las palabras, el tacto y la mirada.

La cantidad de ideas que se vuelcan en los talleres y presentaciones de obras, es proporcional a la afluencia de público que supera las predicciones que podrían hacerse en un país donde estadísticamente se leen 1.2 libros al año.

Y así, entre libros se tejen relaciones, vínculos que escriben una historia como las que motivan su existencia. 








Uno no es lo que es por lo que ha escrito, sino por lo que ha leído.” Jorge Luis Borges